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13, Rue del Percebe y 'San Pelé'

Pelé ha vuelto y ayer habló. El portugués negó todo lo negable y se mostró seguro y tranquilo. Dice no haber hecho nada malo y que su expediente está ya liquidado. No espera multas. Pelé no ha hecho nada, o por lo menos nadie lo ha confirmado... eso dice. Lo que está claro es que al futbolista le llena de argumentos la falta de pruebas contundentes, especialmente en torno a la noche famosa de Salamanca, de la que ahora sólo sabemos que parece que por allí estaba el presidente del club salmantino. No sabemos más, ni el día, ni si había jugadores del Valladolid o no, o si de haberlos, eran blancos o negros, altos o bajos.

Entonces, yo pregunto: ¿Porqué se abrió expediente a Pelé? ¿Qué hizo o se sospecha que hizo? ¿Y por qué precisamente al día siguiente de que se hicieran públicas las noticias de la fiestecita de marras y de que fumaba en el vestuario? La respuesta es clara. El club quería parar la indignación popular tras el 3-0 del Xerez en Chapín y el escándalo que las denuncias realizadas habían producido. Se hizo todo deprisa y corriendo y sin una base sólida. Todo eran sospechas, rumores o posibles verdades imposibles de probar. Y la cabeza de Pelé terminó por caer.

Ante tanto despropósito propio de los inquilinos de 13, Rue del Percebe, nos encontramos ahora a Pelé dispuesto a jugar en Gijón y seguro de que con él se ha cometido un grave error. Pues para la que le ha caído no le he notado excesivamente enfadado. Si Pelé fuera un santo, no hubiera admitido ser expedientado. Se hubiera indignado ante tamaña injusticia. No ha sido así. Todo me suena a un arreglo interesado de ambas partes. Ni hay pruebas de que sea culpable ni de que sea un ejemplo a seguir.