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Pepe y el valor relativo del futbolista

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Recordamos todos que el fichaje de Pepe provocó una tormenta de sospechas por su cuantía: treinta millones. Desde el club defendieron que los valía y se esgrimió como ejemplo cuánto le había costado al Madrid no decidirse a pagar en su día los mismos treinta que le pidió el Oporto por Carvalho. Esa renuncia llevó después a los fichajes de Samuel y Cannavaro, que no fueron baratos y ya vimos con qué resultado. "Si hay central para años, los treinta serán un precio barato", era la doctrina. Y Pepe cambió las sospechas por el reconocimiento. Un gran central por fin, lo que el Madrid no tenía desde la salida de Hierro.

Curiosamente, le terminó de acreditar la suspensión a que se hizo merecedor tras la turbulenta reacción contra el mundo en general y contra Casquero en particular cuando aquel penalti. Es cierto que aumentaron las sospechas contra él de cierta tendencia al descontrol, sí, pero lo cierto es que la seguridad defensiva del equipo se hundió. El promedio de goles encajados se disparó. El equipo, que había llegado a amenazar al Barça, se despeñó estrepitosamente. El segundo de los partidos que no jugó Pepe fue precisamente el 2-6. Su larga suspensión terminó de acreditarle como el central imprescindible del club.

Tanto que cuando cambió 'el gobierno' Pepe fue considerado hombre a renovar. Vino cobrando poco, a cambio de su alto traspaso. Su ficha venía a ser un tercio, por así decirlo, de lo que le correspondería en la escala del club. Y sobre esa base se empezó a hablar. Pero he aquí que ahora se ha lesionado y entre Albiol, Garay y Sergio han hecho que no se note nada (los dos primeros no estaban el año pasado). Ahora el Madrid ya no tiene prisa y no ofrece a Pepe el triple, sino como mucho el doble. Así es la vida del futbolista: expuesta a toboganes que varían su valoración según las circunstancias le hagan más o menos necesario.