Dijo Xavi la víspera que no imaginaba a un Barça sin Guardiola. Ni él ni nadie, en realidad y ya sabemos que va a seguir. Bueno para el Barça. Al compás de la necesaria marcha de Laporta se estaban desatando inquietudes respecto a la figura de Guardiola. Se sabía por un lado que no quería prestar su imagen a la campaña electoral, que entiende debe jugarse en otros territorios. Pero ese distanciamiento se estaba mezclando con un run-rún que hay de antiguo sobre su figura, sobre un supuesto cansancio, sobre cierta angustia ante esa necesidad de perfección permanente en que se ha metido y ha metido al equipo.

En suma, la renovación o no renovación de Guardiola, que él pretendía que no fuera caso en la campaña electoral, se estaba convirtiendo en comidilla de cada día y el propio Guardiola llegó a temer que eso afectara al equipo. De ahí el acto de ayer, que a Laporta le dio la oportunidad de una foto con el entrenador (no abundan) y que puede dar la sensación de que juntos han sido el equipo del triunfo. Eso que ha salido ganando Laporta. Pero seguro que no era eso lo que buscaba Guardiola. Guardiola buscaba calma para los jugadores, calma para el club, no ser él causa de inquietud. Y creo que lo ha conseguido.

No le regaló ninguna sonrisa a Laporta y sí dejó claro que el que venga dispondrá de él de entrenador, siempre que lo desee, y habrá de estar muy loco quien fuere para tirar por otro camino. Conclusión: la foto existe, pero Laporta es un episodio que termina, Guardiola no. Lo de Guardiola viene de muy antiguo, de cuando era niño canterano y recogepelotas ilusionado, y se extiende hacia un futuro sin límites. Guardiola es el Barça, Laporta ha sido un singular pasajero del club, al que esperemos que le vaya bien en la política. Y las elecciones, que las gane el mejor.