La Copa es benévola con Del Bosque

La Copa es benévola con Del Bosque

Alguien me decía ayer que la Copa está siendo benévola con Del Bosque, ya que los grandes han caído antes de lo previsto. Bueno para el Mundial. Menos fatiga para el Barcelona, para el Valencia, para el Liverpool, para el Madrid. De estos cuatro equipos se alimenta la Selección, y ninguno de ellos sigue en el campeonato de Copa. Lo del Liverpool es cosa aparte. Es otro país, con otra Copa, de eliminatorias a un partido, y otro estado de forma del equipo en cuestión. El Liverpool no anda muy bien este año, no es tan raro que haya caído, y menos en una copa que es a partido sin revancha. Pero en España es distinto. Los tres primeros de la clase, firmes en la Liga, han caído ya. Y han caído a ida y vuelta.

No se trata de un descuido, sino de dos partidos en los que no han sido capaces de imponerse a un rival. En el caso del Madrid fue el desastre de Alcorcón, pecado colectivo de confianza, de pereza, de inconsciencia. En el del Barça, la alineación del partido de ida tuvo la culpa, pecado que luego Guardiola trató de compensar a la vuelta, pero no le llegó. Respecto al Valencia, tuvo un rival muy serio, pero tampoco se decidió a volcar en la eliminatoria todo lo mejor que tiene. En general, los grandes abordan la Copa desde un equívoco. La quieren, sí, pero desgaste.

Esperan que las primeras eliminatorias se arreglen solas. Todo empezó por utilizar al segundo portero y luego se fue pasando a dar entrada a más y más suplentes, para ilusionarles y para dar descanso a los titulares, eso ha hecho ley. Las televisiones pensaron hace pocos años que era el partido único lo que hacía caer a los grandes, y de ahí la vuelta a las eliminatorias a dos encuentros. Pero no, no era eso: era el desinterés. La Copa necesita que el campeón vaya directamente a la Champions. Sólo así la jugarán los grandes sin reservas.