Parece que ayer Valdano se encontró con Pernía, presidente del Racing, y que ambos personajes hablaron de Sergio Canales, estupendo futbolista. El Madrid anda tras él, como muchos otros clubes. Su aparición en el primer nivel ha sido estrepitosa. He ahí un caso de esos que sirven de test a un entrenador. El anterior, Mandiá, entendía que había que organizar el equipo de la forma que más conviniese a Sergio Canales para que éste luciera, y pensó que eso no merecía la pena. El actual, Portugal, hizo el equipo para Canales y éste se lo ha correspondido con goles. Y ahora es un serio capital del club.

El caso es paradigmático para que recordemos que el fútbol es de los futbolistas, no de los entrenadores. Difícilmente un entrenador del Racing, o de cualquier otro equipo, va a ser noticia. Más fácil es que lo sea un futbolista, en este caso Sergio Canales, ese interior astuto y fino, de llegada y gol, contra el que no puede haber otra cautela que su lejano parecido con Guerrero, que debe servirle para cuidarse de elogios prematuros. Se parecen, sí. Y Guerrero se perdió pronto, también es verdad. Pero me parece que en Canales hay un abanico más amplio de juego que en el de Portugalete, en el que todo era llegada.

Así que no me cuesta nada ver a Sergio Canales en el Madrid, club cuyo cromosoma cántabro tengo muy presente. Los Gento, Marquitos, Pachín, Santillana y demás le dieron un sentido al Madrid, tal y como lo conocí. En lo que ellos hicieron y en el recuerdo que dejaron me queda la impresión duradera de que en el ADN del gran Real Madrid hay un cromosoma cántabro que hoy se echa de menos. Un motivo más para que el Madrid haga un esfuerzo por incorporar a ese muchacho de apariencia melancólica pero de fútbol fuerte y firme, que está entusiasmando a El Sardinero y al que Gento mira con familiar simpatía.