Pretender marcar goles sin elaborar el fútbol es como tragar sin masticar. Se puede, pero no es fácil, ni agradable ni sano. Pero eso fue lo que hizo el Madrid en San Mamés, apretando y apretando en busca del gol, sin masticar antes la jugada. Muy distinto de ese Barça que fabrica y fabrica con paciencia. Viéndole el otro día en Sevilla, en la prórroga, cuando le faltaba un gol, cómo seguía y seguía hilando la jugada, no pude dejar de admirar lo impreso que tiene ese estilo en sus mecanismos. La faltó un gol, vale, pero por muy poco. De la misma manera anteayer le marcó cuatro al mismo Sevilla, con Palop otra vez inmenso.

Lo mismo se puede decir del Valencia, que también elabora. Con rapidez, sí, pero trabajando la jugada desde el ingenio de Silva, jugador envidiable, y con la ventaja de esa aceleración final del grupo de atacantes que Morata ha dado acertadamente en llamar 'las avispas'. Anoche, ante el Villarreal, el Valencia dio un curso de buen fútbol, menos premioso que el de la Selección, menos incluso que el del Barça, que ya mejora el ritmo respecto a La Roja, pero también fútbol bien hecho. Para un juego así, claro, hacen falta jugadores como los Silva, Xavi o Iniesta, privilegio del fútbol español en nuestros días.

Por eso empiezo a ver claro que, después de tantas revueltas, Guti va a acabar entrando otra vez en el Madrid. Ya vamos viendo que Kaká nunca va a hacer eso, no va a participar en la elaboración. Encontrará el sitio, supongo, pero ahora está perdido en una zona desmilitarizada en la que tampoco ejerce como Estado Mayor. Guti es como es, y no hay que insistir en ello, pero juega como juega y el Madrid lo va a necesitar, porque las figuras de Lass y Xabi Alonso duplican una función. Para elaborar, no tiene el Madrid solución mejor que Guti. Y no se puede pasar la temporada tratando de tragar sin masticar.