Dicen que el asesino siempre vuelve al escenario del crimen. Así pasa esta noche, con el Sevilla en el Camp Nou, donde ganó 1-2 y preparó la eliminación del Barça de la Copa, lo que ha venido a ser el frenazo a su hasta entonces imparable tacada de seis campeonatos. Todo empezó allí, en el Camp Nou, en partido que ahora le está costando reproches a Guardiola, que quizá guardó demasiados titulares en ese partido. Desde luego, en él se le marchó la eliminatoria. En Sevilla jugó muy bien (jugó escandalosamente bien, para ser fieles a la verdad) y ganó sin problemas. Pero no pudo levantar ese uno a dos. Ahora la pregunta es si al Barça le habrá pasado algo por esto. Yo no lo creo.
En el boxeo existe el mito (más bien realidad) del campeón que 'aprende a caer'. El boxeador que se siente invencible porque acumula victoria tras victoria, y esa misma fe en sí mismo le alimenta. De repente sufre un K.O. y se transforma y pasa a ser vulnerable. Pero no va a ser el caso. El Barça sigue ahí, íntegro, con sus Xavi, Iniesta, Messi, Piqué, Puyol y demás. Y con Guardiola. Se ha cortado su tacada, pero se sabe por qué: para pasar le faltaron unos pocos titulares en la ida y el canto de un duro en la vuelta. Porque el segundo gol estuvo cerquísima. Pero todo ello proporciona una curiosidad extra a este partido.
Esa coincidencia de eliminatoria de Copa y partido de Liga entre los mismos se da mucho, no sé por qué, y muchas veces tiene su gracia especial. Más hoy, con el partido precedido del Athletic-Real Madrid en San Mamés, todo un clásico. San Mamés es todo electricidad cuando va el Madrid. Los blancos, por su parte, tienen a mano salir de ese campo líderes, y meterle así un dedo en el ojo al Barça ante esta noche especial. Sale Benzema, que hoy tiene una gran ocasión de reivindicarse. Y salen Llorente y Cristiano, las estrellas de la gala. Dos grandes partidos.