Un fichaje con mucho morbo
A lo largo de la historia hay una lista de jugadores que jugaron en el Sporting y en el Oviedo en diferentes épocas, pero sin que los traspasos, incluso entre ambos clubes, tuvieran morbo, porque la rivalidad siempre existió. En el caso de Michu el panorama es diferente, por la forma de significarse que tuvo el ovetense en algunas ocasiones, para dar sensación de ser partícipe activo de la rivalidad entre los dos clubes más representativos de la región. El anuncio de las negociaciones empezó a propagar fuego en los foros de la red, aspecto nuevo, porque en otras épocas no había una plataforma gratuita y anónima en la que significarse sin tener que cuidar las formas y la educación, lo que más que una evolución, en este aspecto es un retroceso en el uso de la tecnología.
Michu está en Vigo donde sólo atiende llamadas de su entorno. Su corazón no le aconseja fichar por el Sporting, por su sentimiento identificado con el oviedismo que utiliza una postura contraría y frontal a su rival regional. En cambio, su cabeza le empuja a fichar, porque tendrá la ocasión de jugar en Primera y duplicar los emolumentos económicos que ahora percibe en el Celta. La diferencia está en si la oferta la piensa el Michu idealista o el Michu profesional. El Sporting quiere ficharlo porque sus técnicos lo valoran como un buen centrocampista, en el que ven la solución para cubrir el hueco de Míchel y aprovechar sus excepcionales cualidades. El fichaje tiene morbo desde el momento en el que el ovetense dio pie para ello.