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El paisaje es un bien de todos

Ha sido nuestro mejor regalo de estas fiestas aunque haya pasado un tanto inadvertido. Quizá lo hayan visto en algún telediario. Las palabras del abogado trataban de explicar de una manera profesional el porqué de su desacuerdo con la sentencia recibida por su cliente. Pero su cara resultaba mucho más expresiva. Era el vivo retrato del estupor ante algo que jamás había ocurrido en este país: que un delito contra la ordenación del territorio se penase con la cárcel. Quien ha recibido tal condena es Eugenio Hidalgo, ex alcalde de la ciudad mallorquina de Andratx. El Tribunal Supremo ha desestimado la apelación que Hidalgo, y su abogado, habían presentado, confirmando los cuatro años de cárcel que le había impuesto la Audiencia Provincial de Mallorca en mayo de 2008 por un delito contra la ordenación del territorio y prevaricación. Y es que el edil se construyó un coqueto chalet en una zona de interés paisajístico valiéndose de una licencia para la ampliación de una nave agrícola.

Por este mismo delito, el Supremo también ha condenado a tres años y tres meses de cárcel al ex consejero balear de Ordenación del Territorio Jaume Massot (lo que demuestra lo que tantas veces hemos denunciado en estas mismas páginas: en algunos lugares se ha colocado a la zorra a cuidar de las gallinas). Es una sentencia que marca un hito en la protección del paisaje, es decir de algo que, no por menos valorado, forma parte del gran patrimonio de todos. Vale la pena transcribir una parte de la sentencia del Tribunal Supremo: "...la desastrosa situación a que, a pesar de la normativa legal y administrativa, se ha llegado en España respecto a la ordenación del territorio, incluida la destrucción paisajística, justifica que, ante la inoperancia de la disciplina administrativa, se acuda al Derecho Penal". Estamos en fechas propicias para mirar hacia adelante y una sentencia como ésta sin duda ayuda a ser optimistas. Es una forma de reconocer que hemos adquirido, por fin, cierto grado de civilización y de inteligencia. Es lo que deseo para este 2010 pues hay días que, leyendo la prensa, no lo parece. De civilización, porque los paisajes forman parte de nuestro entorno natural, y ya sabemos que degradándolo se degrada nuestra propia vida.

Pero cuando contaminamos los ríos y los mares y destruimos una montaña y todo su entorno para construir un aparcamiento, o un valle para ampliar simplemente una estación de esquí, también nos estamos comportando como unos analfabetos, porque en Europa, el respeto al paisaje, a la naturaleza, forma parte del acervo en el que se sustenta nuestra cultura y nuestra vida. Y supone un grado de inteligencia social, porque hay que saber mirar lo que nos rodea, para alcanzar la esencia y la importancia que poseen las cosas por sí mismas.

No conozco al juez Siro García, ponente de esta pionera sentencia del Tribunal Supremo, pero le estoy agradecido por habernos devuelto las esperanzas en la justicia y, sobre todo, el orgullo de pertenecer a esta sociedad. Quiero pensar que todo esto forma parte de un cambio de mentalidad, real y profundo de nuestro país antes los desmanes y expolios que nosotros, todos, hemos permitido que ocurran durante décadas y que durante tanto tiempo han destrozado nuestros paisajes, desde el litoral a los últimos valles pirenaicos. Feliz año.

Sebastián Álvaro, creador de Al Filo de lo Imposible