No quiere hipotecar ni hipotecarse
Mendilibar, como cualquiera de nosotros, tendrá mil defectos, pero ninguno de ellos es la falta de honradez, consigo mismo y con los demás. Son ya camino de cuatro los años que hace que por aquí le conocemos y no ha cambiado nada. Futbolísticamente quiere seguir viviendo al día. Sin engañar a nadie y sin engañarse a sí mismo. Estoy convencido de que en lo último que va a pensar a la hora de tomar la decisión de renovar va a ser en el dinero. En la magnífica entrevista que le realiza José Luis Rojí, el técnico nos deja claro, más claro que nunca, el porqué de la dilatación de su renovación. Cuando Mendilibar entienda que su tiempo en Valladolid debe terminar, se marchará. Por sus declaraciones y por lo que él siempre ha dicho, es evidente que nunca será una carga para el club ni tampoco quiere tomar una decisión de continuidad contra viento y marea de la que posteriormente pueda tener que arrepentirse.
En la presente temporada está sintiendo unas sensaciones que nunca había tenido en Valladolid. Eso es lo que le hace dudar y le tiene todavía indeciso a la hora de aceptar quedarse o preferir marcharse. Nunca, en los tres años anteriores, había tardado tanto en transmitir al equipo la forma y el estilo de juego que a él le gusta. Y este año está teniendo problemas y él sabe que la gran mayoría de los jugadores de esta plantilla tiene contrato para las próximas temporadas. Mendilibar piensa que si este año no logra obtener la química ideal con este grupo, es posible que no sea un acierto continuar. Además, está notando por primera vez que aparecen críticas y voces contrarias que cuestionan parte de su forma de trabajar. Nunca se quedará para abrir un debate en la ciudad. Su honradez se lo impide.