El premio Puskas y aquel gol de Iniesta

El premio Puskas y aquel gol de Iniesta

La FIFA ha creado el premio al mejor gol del año y le ha dado el nombre de Puskas, reconocimiento al genial delantero húngaro. Puskas era buenísimo, pero era sobre todo un goleador. Empieza a quedar lejano, pero a mediados de los cincuenta era el mejor jugador del mundo, capitán, alma y goleador de aquella Selección Húngara que ganó 3-6 en Wembley en noviembre de 1953. Aquel partido fue bautizado por The Times como 'El partido del siglo'. De ahí viene la expresión, luego tan manoseada. Aquella caída de Inglaterra en casa confirmó que el fútbol ya era de todos. Fue algo así como la toma de la La Bastilla.

Cuando a finales de 1956 los tanques de Kruschev entraron en Budapest para aplastar una pretendida rebelión, el Honved, el equipo de Puskas, se encontraba de viaje hacia Bilbao, donde debía jugar en partido de Copa de Europa. Algunos decidieron quedarse fuera, no regresar. Entre ellos Puskas, que un año y medio después, ya con 31 y con doce kilos de más, fichó por el Madrid. Aquí haría una segunda carrera, espléndida, al lado de Di Stéfano. Con años y kilos, pero también con muchísimos goles. En dos finales de Copa de Europa marcó tres. Se retiró cerca ya de los cuarenta, apodado como 'Cañoncito-Pum'.

Para esta primera edición están seleccionados diez goles: uno fantástico de Torres, un taconazo modelo Di Stéfano de Landín, un alarde de Adebayor, un terrible cañonazo de Cristiano y una 'maradonada' de Nilmar, entre otros. A mí el que más me gusta del ramillete es el de Iniesta en Londres, ante el Chelsea, tanto por su valor y su dramatismo, que fueron inmensos (adecentó un desmán), como por la dificultad de esa pegada, sobria pero de rarísima precisión. Pero sobre por su trascedencia. De ese gol salieron la Champions, la Supercopa y este Mundialito. Ese gol sacó tres conejos de la chistera.