Llega el clásico, que será el domingo próximo, y las dos megaestrellas están entre un sí y un no. Más un sí que un no, pero... Cristiano ya se entrenó por fin ayer con el balón y con cierta intensidad. Se aspira a que salga un buen ratito ante el Zúrich, el miércoles, para que pueda acudir más suelto al Camp Nou. Messi tiene un problema de adductores, que vista la patada en la cara que le pegó Amorebieta casi parece una bendición, porque pudo pasarle cualquier cosa. Pero es un problema de adductores y eso es problema serio. También hay Champions por medio, el Inter, cosa seria. ¿Jugar o no jugar? Esa es la cuestión.

Son los dos mejores futbolistas del mundo. La llegada de Cristiano a nuestro fútbol tenía entre otras gracias la de gozar de esta comparación aquí, tan en directo. ¿Y...? Pues que quizá gana de momento Cristiano, porque ha pesado más en su equipo en estos dos meses y medio que Messi en el suyo. Cristiano ha pesado mientras estuvo, con nueve goles en un mes, y ha pesado más aún cuando no ha estado, por el flojo desempeño de su equipo que a pesar de eso, y no se sabe bien cómo, es líder. Bueno, sí se sabe: porque el Barça no termina de ser el mismo. Y no lo es porque tampoco Messi es el mismo.

Casi puede decirse que Ibrahimovic ha tenido más protagonismo que Messi en este tramo del campeonato. Al genio argentino le ha abrumado quizá la fase de clasificación del Mundial, la tortura de tener a Maradona de jefe, la desconfianza de su país de origen, el papel de 'arreglalotodo' en una jaula de grillos, los viajes... Por si fuera poco, ahora los adductores. Y entre San Mamés y el clásico, partido contra el Inter que hay que ganar o ganar. En fútbol todo se complica de repente, como todo se arregla de repente. Messi y Cristiano están en reparación. Que se arreglen, así se arreglan sus equipos. Esta es su semana.