Casilla no es el culpable

Casilla no es el culpable

El Cádiz comenzó esta nueva andadura por Segunda con un equipo bien estructurado defensivamente, donde en las primeras seis jornadas Casilla sólo había recibido tres goles y la línea defensiva destacaba por su buen hacer. Para que esto ocurriera, colaboraban de una forma muy correcta todas las líneas. Toedtli, presionando la salida de la defensa rival, Enrique y López Silva apoyaban a los laterales, Ormazábal y Erice, por delante de los centrales, asfixiaban a los generadores de fútbol, para que la línea de cuatro abortara, con bastante comodidad, las pocas acometidas de los adversarios. Pero el equipo necesitaba tener más presencia ofensiva, si bien los pocos goles marcados le habían dado un alto rendimiento: ocho puntos con sólo tres goles.

Ogbeche y Nano aportan capacidad anotadora, aunque dejan que el contrario salga con el balón jugado. La lesión de Ormazábal provoca que Abraham retrase su posición y que Caballero sea el enganche, ganando en creación pero perdiendo en la recuperación. Esta situación le permite al contrario gozar de más espacios y llegar con mayor facilidad a los dominios del portero cadista. En una competición tan igualada como es la División de Plata, la calidad de algunos futbolistas resulta desequilibrantes. Por eso, ante la falta de estos elementos, hay que recurrir al bloque, a dejar los menos resquicios donde te puedan hacer daño, porque en un equipo con una manta corta, cuando te tapas el cuerpo, se te van a destapar los pies.