Ronaldinho y Sergio Ramos, mala mezcla

Ronaldinho y Sergio Ramos, mala mezcla

En el Bernabéu vimos un Ronaldinho muy a medio gas, aunque con detalles deslumbrantes. El sábado, ante el Parma, estuvo aún mejor, y con muy poco resolvió el partido en dos acciones muy personales que facilitaron los goles de Borriello. Ronaldinho es un verdadero genio. Un ángel caído en pecado de pereza y noctivagancia, pero un genio del fútbol. No está pasado de edad: tiene los mismos años que tenía Zidane cuando llegó al Madrid, y ya ven el juego que dio este. Ronaldinho está abandonado, es verdad, y su salida fue salutífera para el Barça. Pero si se entrena una semana todavía tiene peligro. Mucho peligro.

Y más, seamos sinceros, si se enfrenta a Sergio Ramos, que ha aborrecido el puesto, o el puesto le aborrece a él. Este es un caso de futbolista bueno, realmente bueno, que cada día juega peor que el anterior y me parece que todo el mundo empieza a estar de acuerdo en eso, incluido él. Cuando las necesidades le han obligado a volver al puesto de central (como pasó ante el Getafe) se le ve otro: feliz, suelto, acertado, como es él. Un futbolista grande. Pero en el lateral hace dos años que es una desdicha. Ya se quejó públicamente hace un año, con Schuster.

Y ahora tampoco se le ve a gusto. Así que el renacer de Ronaldinho se hace aún más peligroso ante él, y más en una noche en la que espera rehabilitarse ante una afición que tenderá a compararle con Kaká. Si, como se supone, Sergio sale hoy de lateral, deberá hacer un esfuerzo de concentración extremo, y de reconciliación con ese puesto. Le va a costar, pero quizá lo consiga. Y será mejor para todos, porque el centro de la defensa ya está cubierto, no se le necesita ahí sino en la banda. Si hoy se mete a Ronaldinho en el bolsillo recordará que en un tiempo no lejano fue feliz en ese puesto, desde el que llegó a ganar la Eurocopa.