Yo digo J. Carlos Crespo

La ética y la estética

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No hay dudas sobre la calidad del trabajo de Guardiola. Es serio, riguroso y exigente. Ha sabido aislar a su plantilla de los devaneos de su presidente y cuando habla destila respeto al rival, pasión por el fútbol y sentido común. Esta semana ha dejado caer dos perlas. "No se tira ni un partido, y mucho menos una competición", aclaró sobre la Copa del Rey tras anunciar que lo más granado de su plantilla se quedaba en casa y que viajaba a León con una colección de adolescentes.

Justo antes se había borrado de los premios de la Liga. Oficialmente, para ver vídeos del rival. Y en gran medida, seguro, porque huye de los saraos. Sea como fuere, al aficionado culé no le cuesta imaginarse a Guardiola recluido, analizando detalles de la Cultural, casi a la hora en que el seguidor madridista veía a sus estrellas conducir sobre la nieve. Sería injusto y muy ventajista afirmar que la debacle blanca de Alcorcón o la victoria azulgrana en León se decidieron en esos momentos. Pero los detalles cuentan. Y lo cierto es que el Barça afrontó su partido de anoche con rigor y lo terminó sin nada que reprocharse. Con Guardiola, la ética de trabajo está garantizada. Y la estética, también.

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