Todo debe volver a la normalidad
El asunto Nivaldo debe darse por caducado. Atrás quedó el choque con Llorente, la lesión del riojano, las distintas reacciones a favor y en contra de la acción del brasileño, un debate encendido en el que sobraron provincianismo y centralismo, las dos cosas, y en el que se juzgó la acción del futbolista por parte de unos y el juicio emitido por éstos por parte de muchos oportunistas que jugaron a ser más del Valladolid que el escudo. ¡Qué falsos! En este juego, el respeto a las opiniones de los demás es obligatorio. El problema es que a los que han puesto en duda la normalidad de la acción de Nivaldo y su exceso, quedando clara siempre su falta de intención, no se les ha respetado. Ni a Llorente tampoco se le ha respetado, más bien se le ha atacado. Dicen que la mejor defensa es un buen ataque y en esta ocasión así ha sido. Punto y se acabó. Ahí debe terminar todo.
Se trata pues de volver a la normalidad y de que Nivaldo juegue en el Bernabéu sin que nadie le mire con lupa esperando una nueva pasada de frenada para clamar contra el jugador. Yo fui crítico con la acción del defensa, pero sólo espero y deseo que no le vuelva a ocurrir. Quiero ver rendir a Nivaldo a un gran nivel y me gustaría verle ganar en Madrid. Jamás defenderé una acción como la que ocurrió ante el Athletic, pero quiero comprobar, y así espero hacerlo, que fue una acción ocasional, motivada por el ímpetu y el deseo de agradar del defensa nacido en Brasil. Dejemos ya tranquilo a Nivaldo de una santa vez y a sus 'falsos defensores' sin argumentos.