El mapamundi de Lula nos hizo polvo

El mapamundi de Lula nos hizo polvo

De repente Lula se abrió de capote y proyectó un mapamundi en el que iba reflejando dónde habían sido los JJOO hasta ahora, hasta emborronar toda Europa con nombres y nombres, señalar unas pocas salpicaduras en América del Norte, Asia y Australia y resaltar así el vacío de Suramérica y África. Un impacto visual duro, una llamada a las conciencias. Lo recibí como algo incontestable. Ese iba a ser nuestro hándicap decisivo: llevábamos un buen proyecto y una extrema imagen de unión y de respaldo ciudadano. Hicimos una presentación buena, con guiños magníficos. Pero somos Europa...

Y el mapamundi de Lula era un serio grito de protesta. Así que nos volvemos con la dignidad de haber sido segundos, pero con la evidencia de que apenas pudimos rascar votos durante el proceso. Empezamos con 28, los más de la vieja guardia de Samaranch, y pasamos a 29 y 32. Río empezó con 26, pero fue recogiendo casi todos los votos de los derrotados. Rogge dijo hace tiempo: "Cuando una ciudad de Suramérica o África presente una candidatura con garantías tendrá un plus de ventaja". Esa ciudad ha sido Río de Janeiro, nuestra piedra en el camino. Sólo nos queda felicitarla y ver el lado bueno.

El lado bueno es que esta decisión significa un desagravio y un consuelo para una gran parte del planeta. Y, todo hay que decirlo, Lula es un buen contrapeso frente a la izquierda indigenista que emerge estos últimos años. Hay hasta quien piensa que el viaje relámpago y casi desganado de Obama escondía en el fondo una complicidad con Río. Vaya usted a saber. La pregunta ahora es si volveremos a intentarlo. Gallardón insinuó que sí, pero no lo afirmó con rotundidad. A 2020 concurrirán importantes ciudades europeas. La llama de Samaranch se va apagando. Él mismo lo dijo ayer. Pero la ilusión sigue.