¿Rotaciones o simples probaturas?
La mejor demostración de lo que se está cociendo en el equipo de Mendilibar son el permanente baile de jugadores que entran y que salen de las alineaciones. Lo que algunos se empeñan en disimular hablando de sencillas y estratégicamente decididas rotaciones, son fundamentalmente un baile alocado de futbolistas que entran y salen de las alineaciones sin que nadie lo entienda y, lo que es peor, sin que surta beneficio alguno para el equipo. Me consta que los más aturdidos por tanto cambio y tanta variación son los propios futbolistas. Jugadores que hacen gol y que al siguiente partido no juegan. Hombres designados los mejores de un choque y que reciben como premio el banquillo o la grada. Futbolistas fichados como estrellas en verano y que han debutado más tarde que Asier, que no valía y al que se ha dado dorsal y ficha por ser estrictamente correctos. No es normal.
Por eso, cuando se habla de rotaciones para justificar los ocho cambios habidos en Mallorca o los seis del día de Osasuna o los cinco de Zaragoza, nos estamos haciendo trampas en el solitario. El vestuario está despistado porque nadie sabe realmente lo que quiere el entrenador. Mendilibar cambia jugadores como se puede cambiar de camisa y así le esta marchando el asunto. Ningún jugador, salvo Rubio, Prieto y Jacobo, se sienten con el firme respaldo del técnico. El Valladolid no puede rotar y el entrenador no puede seguir haciendo las pruebas que debió hacer antes en pretemporada.