Me parece que Madrid y Barcelona se van irremediablemente. No digo en este campeonato, que también, sino que su tamaño empieza a exceder en tal medida al de los demás clubes nacionales que se abre una nueva época. Aún hay valientes como Del Nido que objetan el bipartidismo; tiene a qué agarrarse, pues lleva tiempo haciendo las cosas muy bien. Tampoco en Valencia se rinden. Mantienen su gran delantera porque han sabido rechazar los intentos de los dos colosos por llevarse a Silva y Villa. Pero una cosa es no vender a nadie y otra poder comprar cada verano lo que haga falta, sin problemas.

El Madrid, tras varios veranos gastando cien millones, se ha gastado este año 250 para hacer un equipo nuevo que incluye a Cristiano y a Kaká. El Barça, que lo ganó todo el curso pasado, se ha gastado cien, por renovar el equipo y por si las moscas, y al lujoso grupo que encabezaba Messi ha añadido a Ibrahimovic, para reemplazar a Etoo por cuestiones de 'feeling'. El resultado no puede ser otro: ganan y ganan, se distancian y antes de que concluya septiembre todos tenemos la impresión de que la Liga va a ser un mano a mano, que se van a dejar poquísimos puntos, que decidirán los partidos entre ellos.

Nada demasiado nuevo. De las últimas veinticinco ligas, el Madrid ha ganado once y el Barça diez. En ese tiempo, además, han ganado tres Champions cada uno. Pero es que el asunto va a más a medida que los derechos de televisión distancian más y más la economía de estos dos clubes de la del resto, hasta llegar a este punto, quizá ya sin retorno. ¿Es malo eso? Según se mire. Siempre valoré que estos dos superclubes pisaran fuerte en Europa. Creo que eso ha dado valor a nuestro fútbol. Pero reducir a cero las posibilidades de que cualquier otro se les acerque me llega a parecer aberrante.