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Defensa de mantequilla y una distancia sideral

Fue un peso pesado contra un mosca. Muhamad Alí contra Balita Lozano. Una carnicería, o una paliza. En el primer minuto, cuando Henry chutó al palo, ya se comprobó que esto iba a ser un calvario para este Atlético. Los puñales del Barça penetraron en la primera media hora en la defensa rojiblanca como si fuera de mantequilla. Achicar espacios está bien, pero en el Camp Nou ante este Barça del mago Xavi puede acabar convirtiéndose en un suicidio. Porque si a Xavi le dejas controlar el balón cerca del área y levantar la cabeza, siempre acaba encontrando algún hueco, una solución, una pared... o a Messi. Y esto último suele ser mortal. Es lo que ocurrió, precisamente, en el segundo gol azulgrana. Y a los 41 minutos iban 4 a 0, y sin apretar. Un baño en toda regla.

No era ni el día ni el lugar para resurgir, como esperaba Abel, que trató de inflamar a los suyos porque él sabe bien que a este Atlético le faltan armas y hasta ánimo y tensión, y el Barça que se ha inventado Guardiola tiene jugadores maravillosos y sus recursos parecen inacabables. Abel planteó el partido de tú a tú, con Jurado haciendo pareja con Assunçao. Demasiado ambicioso, quizá le hubiera ido mejor con un centro del campo más poblado y defensivo como en el segundo tiempo. Pero ya era tarde. El Barça rompió el duelo muy pronto y dejó la sensación de que hoy por hoy hay una diferencia sideral entre los dos equipos