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Una crisis demasiado profunda

Este Atlético amenaza ruina. Si el año pasado acabó como un avión y se metió en la Champions, este principio de temporada presagia un desplome total antes de que lleguen las Navidades. El Atlético está negado. Ha perdido la confianza y el tino. Lo intenta pero sin fe. Entre los líos de la grada y del palco, el equipo ha perdido el rumbo y el juego. Los males endémicos se han acentuado. El equipo no tiene bandas cuando más las necesita, porque Simao está desaparecido, y los laterales que le quedan a Abel tienen cada vez más corto recorrido. Ante equipos que se cierran en el Calderón, este Atlético se atranca y sus dos grandes cracks, Kun y Forlán, no tienen espacios para explotar sus condiciones.

A Abel le toca hacer terapia de grupo con sus jugadores. Ayer estuvo a punto de dar con la tecla buena al principio del segundo tiempo cuando metió a Maxi por Cléber y colocó a Jurado en el centro. El equipo funcionó al ritmo del sanluqueño durante quince minutos. Jurado es la noticia positiva de este Atlético vulgar, que se ha metido en una crisis demasiado profunda cuando esto acaba de empezar y el sábado le toca el Barça.