El doble objetivo del Blackburn

El doble objetivo del Blackburn

Dos de los tres técnicos que se han enfrentado al Blackburn esta temporada lo dicen en privado: esta gente no juega a fútbol. Cuesta vencerles porque atacan las faltas como nadie y defienden con once, pero ofrecen poco más. El entrenador es Sam Allardyce, el mismo que hizo jugar a Iván Campo de pivote. De hecho, el mismo que ya ha sugerido que Michel puede ser también centrocampista. Eso sí: Salgado aterriza en un club de verdad, es decir, que huele a pastel de carne y cerveza, con un estadio bonito y que se pasa el partido encima de los futbolistas, aunque no se llene. La cercanía a Manchester y Liverpool (unos 50 kilómetros) pero sobre todo sus altibajos, ha ido alejando a las nuevas generaciones.

Su época dorada es reciente: fundado en 1875, ganó dos títulos de Liga y varios de Copa antes de los años 30 y desapareció del radar hasta que en 1992 un millonario local, Jack Walker, invirtió en el club, fichó a Kenny Dalglish como entrenador y a Alan Shearer y Chris Sutton: ganaron la Liga en el 95. Pero fue pura gaseosa: bajó a Segunda en 1999 y hoy es uno de esos clubs sin glamour que caen bien. Como Salgado sabe, en Inglaterra se conoce bien nuestra Liga y ya se ha dicho que llega un jugador ilusionado por su nueva aventura, pero no un titular del Real Madrid. Hay escepticismo, pero también expectación: el Blackburn, pues, ha conseguido el doble objetivo: fichar a un futbolista de calidad y despertar el apetito en la grada.