Toda la vida expuestos al mercado
Asenjo, ahora Sesma, quien sabe si pronto será Pedro León. Siempre con los mejores jugadores de cada momento expuestos en el escaparate para ver si alguien se decide a comprar. Es la ley del fútbol y es el destino del Valladolid. Un club vendedor. La historia así lo dice y con ella el club ha convivido, generalmente bien, sobreponiéndose a la marcha de sus figuras para conseguir un dinero fundamental para seguir subsistiendo. Coque, Lesmes, Redondo, Lorenzo, Cardeñosa, Hierro, Caminero, Amavisca, Eusebio, Heinze, Ricardo, Cesar, Benjamín, Llorente... una lista interminable de grandes futbolistas que crecieron en Zorrilla y que acabaron dando el salto. Por el bien del Valladolid, que siempre ha necesitado dinero y por el de ellos mismos.
Algún 'melón con piernas' llegó a asegurar que si el Valladolid hubiera retenido a todos sus grandes jugadores hubiera podido luchar por algo grande. Lo que no dijo el 'melón' de turno es que si no se hubiera vendido a ningún jugador de todos esos, hace décadas que no existiría el Valladolid. El Madrid compra y el Valladolid vende. Como vende el Ajax y tantos otros. La clave está en la cantera, en el 'ojo clínico'. Ahí está el secreto. En formar valores y en fichar barato para vender caro. Es la única realidad y con ella hay que convivir.