Forlán y Kun son nuestros intocables
Los que aman al Aleti, unos cuantos millones, echan de menos estos días una respuesta de los dirigentes del club ante la impertinente manía de unos cuantos, empeñados en mutilar nuestro equipo a la altura de la cabeza. Un Aleti descabezado, sin el Kun o sin Forlán, seguirá siendo un adversario menor para los dos monstruos que mandan en el cotarro, bien engordados por la injusta Ley del Deporte y de las Repugnantes Sociedades Anónimas Deportivas. En lugar de soportar silencioso la amenaza palaciega, sugiero que el club anuncie que considerará enemigo al que se valga de una cláusula para robarle el gol.
El Atlético de Madrid está en Champions por segundo año consecutivo. A barrancas, pero está. Por lo tanto, se acerca a su lugar histórico y da argumentos a los que defendemos que así, los futbolistas buenos deben quedarse. El notable colchonerólogo Fernando Torres ya avisó. Simao lo ha recordado: para seguir creciendo no se pueden ir los mejores; y si se van, menguamos.
Hay más razones: porque puede haber delantera igual en el mundo, nunca superior (ya se pueden gastar la tela que tienen y la que no tienen: nuestra delantera no la mejoran). Por los peques del Aleti. Porque, aunque los equipos deben empezar a hacerse por detrás, ya que tenemos la perfección delante hagámoslo al revés que no es tan complicado. Porque cualquier futbolista del mundo que no sea delantero querrá jugar en un once donde estén Forlán y Agüero. Porque ya está bien de que los atléticos esperemos al Aleti; es hora de que se ponga a nuestro paso. Y porque sí. Forlán y el Kun se quedan. Ya lo están gritando, señores. La afición escucha.