La cumbre del fútbol les espera
Son chavales a los que la vida les ha reservado un hueco entre los grandes, y para llegar allí están obligados a vivir determinadas etapas de su vida a mayor velocidad. Han pasado de ser niños a convertirse, casi sin tiempo de asimilarlo, en futbolistas profesionales, con todo lo que ello conlleva. Necesitan madurar a mayor velocidad para no ser devorados por los acontecimientos. Tienen que saber manejarse en situaciones impropias para gente de su edad. Ellos son buenos, muy buenos jugando al fútbol y lo que antes era un juego ahora se ha convertido en una profesión, en un trabajo. Una profesión en la que tienen que saber cuidarse, renunciar a muchas cosas a las que les puede costar renunciar ahora, pero a las que dentro de veinte años agradecerán haber renunciado. Deben saber tratar con el entorno, ser discretos en sus declaraciones, inteligentes a la hora de tomar decisiones. Saber rodearse de la gente que les quiere de verdad, huyendo de todos esos parásitos que siempre rodean a los deportistas de élite para aprovecharse .
Pero tanto Pedro León como Sergio Asenjo dan toda la sensacion de tener las cosas claras, de saber el terreno que pisan. Son gente humilde, sencilla, de esas familias en las que sus padres han tenido que pelear muy duro para sacar a todos los hermanos adelante. Y ése es el mejor aprendizaje. Para valorar, sin perder la cabeza, primero lo que tienen y después lo que el fútbol les tiene predestinado para ellos, lo más alto. Pedro tiene 22 años y Sergio 19. Son los diamantes más valiosos del Valladolid. Un lujo del que ahora disfrutamos y que serviran para que, algún día, el club ingrese una barbaridad de dinero por ellos.