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Cuando el portero es el mejor

Si tu portero es el mejor, mal negocio. Eso casi siempre significa que te han tiroteado y la pelota ha estado en tu área y muy cerquita de tu portería. Y en Oporto el mejor del Atlético fue Leo Franco. Un porterazo, como reconoce en un gesto que le honra su suplente Coupet. El argentino fue quien sostuvo al Atlético en Oporto, fue el principal culpable de que el equipo acabase con su portería a cero y su fenomenal actuación permitió al Atlético soñar con pasar la eliminatoria, algo que no mereció por su juego ni aquí ni allí. Leo Franco aguantó el resultado con paradas espectaculares y alguna ayuda de los palos, que ya se sabe que siempre se alían con los buenos porteros. Pero el gran Leo no podía darle al Atlético lo que necesitaba: goles.

L os goles tenían que meterlos otros. Y el máximo goleador del equipo, y el jugador más en forma, Forlán, no entró de salida en los planes de Abel. El partido fue un tratado de impotencia de este Atlético reservón y defensivo, más preocupado de cerrar huecos que de crear fútbol. En Oporto todo fue orden y táctica. Y pese a tanto esfuerzo defensivo el héroe fue Leo, un coloso, que anuló con sus paradas al ataque del Oporto. El ataque del Atlético no apareció. Todos esperábamos que en algún momento el equipo se lanzara al abordaje. Eso no ocurrió nunca. Por eso el Atlético está eliminado. El equipo necesitaba a su portero y no le falló. Pero más necesitaba a Forlán y Abel decidió privar al equipo de su talento durante demasiados minutos. Él sabrá por qué.