Benítez se juega el futuro en veinte días
Si sale de esta se puede encerrar en una plaza con media docena de vitorinos... juntos. Rafa Benítez pretendía concentrarse única y exclusivamente en el partido de esta noche, pero algunos de los que tiene más cerca, en teoría de los que juegan con su misma camiseta, no se lo permiten. Para él es un día especial. Especialísimo. Un madrileño, un madridista, en el Bernabéu, el estadio de sus sueños de adolescencia, en el banquillo de uno de los clubes con más leyenda de Europa. Un pentacampeón. Y una de esas Copas de las orejas grandes, la de Estambul, la quinta, es suya. Y a un paso que estuvo de la sexta en Atenas. Lleva dos meses preparando obsesivamente este partido de 180 minutos, mientras jornada a jornada va perdiendo el pulso en una Premier que se le escapa porque el Manchester es mucho United, que todo hay que decirlo.Pero con lo que no contaba es que al mismo tiempo iba tener que mantener otras batallas internas que poco a poco le van consumiendo. Benítez es víctima de la guerra entre los dos dueños del club y en esa lucha de poder tiene que andar siempre pegado a la pared para no recibir ninguna puñalada trapera. Puede parecer extremo, pero en los próximos veinte días o renueva hasta el 2013 o se va a la calle. Si no pasa la eliminatoria contra el Madrid y pierde en Old Trafford el 15 de marzo, sus enemigos cargarán para cargárselo. Lo más normal es que el Liverpool sea vendido en las próximas semanas o meses, pero los posibles compradores quieren comprar con Rafa dentro, no en la calle. En fin, es lo que hay. Menos mal que ayer Gerrard, su capitán y uno de sus incondicionales, le dio el sí y estará hoy en el once titular, que falta le hace a su equipo y a Benítez.