Garantía de compromiso con el club
Lo que representa Marcos para el Valladolid no lo es por casualidad. Su rendimiento domingo tras domingo en el terreno de juego y su demostrada implicación por la defensa de la camiseta del club que le paga, es producto de una trayectoria larga y con algún altibajo, pero que, por encima de todo, ha sido muy positiva. Van ya para catorce años desde que Alberto Marcos apareció por el vestuario del José Zorrilla. Desde entonces, siempre ha sido el dueño de la camiseta número tres del equipo. Catorce años. Se dice pronto, pero hay que pasarlos. Superando momentos buenos y malos, ascensos y descensos, lesiones, críticas. Marcos siempre ha estado ahí y siempre ha sido un profesional.
Mucho tiempo sometido al juicio diario y cruel que sufre un futbolista. Nadie le ha regalado nada. Ahora, el Valladolid se aprovecha de su experiencia para aportar serenidad en los momentos de duda, para poner freno a los excesos, para saber marcar los tiempos e interpretar como sopla el viento en cada punto estratégico del entorno blanquivioleta. Este año acaba contrato. Sólo su físico y sus ganas de seguir van a decidir si continua peleando por lo que lleva 14 años defendiendo con bravura: La camiseta 3 del Valladolid.