All Star: la gran fiesta americana

All Star: la gran fiesta americana

Estados Unidos ha vivido tres días de fiesta. Allí el All Star apasiona. Aquí, en cambio, no ha funcionado. Y se han ensayado unos cuantos modelos: norte contra sur, este contra oeste, españoles contra extranjeros... Al final se cambió por la Supercopa; no es que tire mucho, pero al menos son cuatro equipos -campeón de Liga, de Copa, el mejor clasificado en Europa y el anfitrión- jugando por un titulillo. Lo único que nos hemos quedado del All Star es con los concursos de triples y mates. El partido estelar entre los mejores jugadores no ha cuajado. Y es lógico. Nos gusta el deporte competitivo y poco el que apenas tiene algo en juego. No hay más que ver el interés que despierta la Copa de baloncesto en comparación con la liga regular.

Pero en Estados Unidos la mentalidad es distinta. Tanto es así que allí el sistema de playoff funciona, y ni siquiera los peores equipos descienden. Si son capaces de ver un Clippers-Sacramento, ¿cómo no van a ver una exhibición entre los mejores jugadores del mundo? Además, quien más y quien menos tiene a alguien de su equipo a quien ver. De los 30 equipos de la NBA, 22 han cedido al menos un jugador al All Star. El solo hecho de que esté en la gran fiesta americana del baloncesto ya es motivo de orgullo. Para los propios jugadores la llamada supone un gran reconocimiento a su talento y es algo que ya figurará para siempre en su palmarés. Eso es de verdad lo importante. Lo que suceda luego es lo de menos. El caso es estar.