En esta Selección cada uno hace lo que tiene que hacer. Y lo hace fácil, sencillo, sin estridencias. Ese es su secreto y no precisamente oculto. Es el arte de no complicarse la vida. Aquí todos se aplican. El que debuta, como Piqué, que parecía que llevaba toda la vida con la Roja; el que encadena seis partidos seguidos marcando, como Villa y el que sabe que está en esta aventura porque sus características futbolísticas son distintas a los delanteros que había y hay, como Fernando Llorente. El del Athletic ha entrado en el grupo precisamente para lo que hizo ayer, para desatascar partidos atascados con su poderío en el juego aéreo. Del Bosque es el más natural de todos. Hace sus pruebas pero sin volverse loco. Mantiene el bloque, pero ensaya a su aire.

Ayer probó jugar sin bandas, o mejor dicho dejó los costados para los laterales. El dibujo táctico de España durante muchos minutos pareció el de Brasil. Un 4-2-2-2, en el que los ingleses se enredaron porque corrían detrás del balón desesperadamente. Hoy por hoy, quitársela a Xavi e Iniesta es casi imposible porque acada acción es para ellos una jugada distinta. Tan pronto tocan de primera como la esconden con esa habilidad innata hasta encontrar el momento exacto. Son inteligencia pura. Lo de Xabi Alonso es distinto pero igual de efectivo y efectista. La Premier le está haciendo un hombre, un jugador completísimo al que el balón cada partido le corre más y más. En ellos se cimentó ayer un nuevo triunfo de España. Situación que ya no es novedad. Es costumbre.