El solitario camino del Valladolid
El Valladolid se desmarca de la recién creada plataforma de clubes deportivos que se han unido para pedir a las administraciones mayores ayudas económicas. Necesitan compensar la falta de ingresos procedentes de las empresas. La crisis ha cerrado el grifo de las aportaciones y los presidentes del balonmano, baloncesto o rugby no ven otra salida, ante lo que se avecina, que pedir auxilio a los políticos y a las instituciones. La idoneidad del momento es más que cuestionable. Me viene a la cabeza, ahora, la crítica situación que desde hace siete años ha vivido el Valladolid. Con una deuda que asfixiaba y con la firme amenaza de la desaparición, nunca desde las oficinas del José Zorrilla se lanzó un órdago como el que ahora se le plantea a la Junta .
Suárez se tuvo que 'comer', él solito, la ruina del Valladolid. Vivir en ruina, administrar ruina y sobrevivir en la ruina. No le quedaba otra. Adecuarse a su situación. Crearse una fama de mal pagador para no desaparecer. Sufrir, bajar a Segunda, con amenazas de embargo, denunciado y luchando por mejorar lentamente hasta conseguir una estabilidad. Ninguna institución se apiadó de la penosa situación. Al final, a base de un ímprobo esfuerzo del día a día, Suárez sacó la cabeza. Ideó el 'Arena' con el apoyo del alcalde y sólo encontró zancadillas. Algunas, de los mismos que hoy forman esta plataforma y que hablaron de "letras pequeñas", "pelotazos" o "pabellones para ellos sólos de 5.000 espectadores". Ninguno de ellos le enseñará ya a Suárez lo que es sufrir.