La crisis actual ha repercutido en las economías de los equipos de fútbol. Los del grupo IV de Segunda B de la bahía se encuentran en serias dificultades para seguir en la competición. El Racing Club Portuense está pendiente de la reunión de hoy, entre el ayuntamiento local y un grupo inversor, para ver si hay posibilidades de parar el éxodo de futbolistas, tras las siete bajas de la pasada semana y continuar en la competición, eso sí, con una deuda inmensa a cuestas y en lo más bajo de la tabla. Sus vecinos de San Fernando están en una situación similar. La actual directiva heredó un pasivo muy elevado pero, hasta el último momento y gracias a la retirada de las denuncias de los futbolistas, pudieron seguir en la competición. Gracias a la labor del técnico Antonio Iriondo y a la profesionalidad del plantel, se mantienen con aspiraciones de seguir en la categoría.

El vecino más rico por la historia vivida y por la gran masa social que arrastra es el Cádiz. En estos momentos se encuentra como líder inapelable del grupo IV y a diez puntos de su más inmediato perseguidor, pero tampoco está nadando en la abundancia. De no conseguir el ascenso a la División de Plata, el club podría presentar problemas de liquidez, ya que el presupuesto de los amarillos en esta categoría está muy por encima de los ingresos, a pesar de contar con casi 12.000 abonados. Esta problemática hace que el fútbol profesional en la bahía de Cádiz esté en peligro.