Insisto: paz a cambio de elecciones

Insisto: paz a cambio de elecciones

La evidencia de que el desde hoy tristemente célebre Nanín coló amiguetes en la asamblea para votar como compromisarios sin serlo, deja a Calderón en una situación crítica. Sus protestas de inocencia tienen ya poco eco. Incauto traicionado, tramposo disfrazado, santo martirizado... ya casi da lo mismo. Aquella sucísima asamblea se ha ensuciado aún más y el despido inmediato de los dos responsables directos, Nanín y su jefe, no restaña la imagen. Y tampoco garantiza que no sigan apareciendo cosas en el Madrid, bajo cuyas alfombras hay tanta gente mirando desde que está Calderón.

Lo pensé y lo escribí desde el principio: ganó con tanta precariedad, que hubiera necesitado unas elecciones para legitimarse. Adecentar el sistema del voto por correo y convocar nuevas elecciones, eso era lo que correspondía. No lo hizo y ha gobernado entre un hostigamiento permanente, alimentado con frecuencia por sus torpezas o por las de su entorno directo. Este caso ha sido el colmo. 'Paz por elecciones', se sugería aquí hace poco. "Unas elecciones ahora serían un caos", dijo anteayer en El Larguero. ¿Y esto no es caos? ¿Qué nos espera mañana? ¿Qué foto, qué traición, qué jaimitada, qué caricatura?

Repetir la asamblea, sin caspa y con urnas. Sanear el voto por correo. Sacar del club a los demás 'nanines' que se le hayan colado. Ser humilde y pedir un pacto de sosiego con los que le persiguen, cediendo a cambio un año de su mandato, con elecciones en verano. Y luego, no presentarse, dejar que sea otro el que remate lo de Cristiano Ronaldo para unirlo a una plantilla que es mejor que la que encontró, y terminar de pasar fatigas ante este toro que le puede, que le busca las zapatillas y al que no sabe cómo meterle la espada. Luego, el tiempo le juzgará. Pero esta sangría no puede seguir.