2009: el año del Ministro de Deportes

2009: el año del Ministro de Deportes

¡Menudo año se va! ¿Habrá otro igual? Es verdad que el motor ha flojeado un poquito (aun mereciendo un notable muy alto, sólo que nos tenía acostumbrados a la Matrícula de Honor) pero el conjunto ha sido magnífico. Grandes Juegos Olímpicos, con la perla de perla de la confirmación de nuestro baloncesto, que con otro arbitraje quizá se hubiera colgado el oro. Un Nadal fabuloso más un equipo de Copa Davis que sin él ganó en Argentina. Tour para Sastre, Giro y Vuelta para Contador. Tantas y tantas cosas y, sobre todo, la Eurocopa, recuperada después de 44 años con un fútbol excelso.

Así que no me extraña que Zapatero, quizá impremeditadamente y dejándose llevar por la euforia, prometiera a bote pronto, en la recepción a los ganadores de la Davis y a petición de Emilio Sánchez Vicario, un Ministerio de Deportes, "en la próxima remodelación ministerial". Digo 'quizá impremeditadamente' porque nadie en su entorno había oído hablar del asunto. Pero tanto da: el anuncio hay que darlo por bueno y como es de esperar que haya alguna crisis ministerial en el año que empieza (algunos la fijan incluso para febrero) hay que pensar que saldremos del año que hoy empieza con ministro.

Me gusta. ¿Más gasto? No tiene por qué: el CSD tiene una buena y eficaz estructura. ¿No hay tareas? Más de lo que parece. Se necesita una nueva Ley del Deporte, con seria reforma del deporte profesional. Mecenazgo y patrocinio, deporte y salud... El abuso de la ley concursal o la compra de partidos requieren respuesta urgente. Lissavetzky ha sacado sus leyes Antidoping y contra la Xenofobia y el Racismo gracias a su talento, y a su talante de veterano político con muchos contactos. Pero desde un Ministerio todo es más fácil y más rápido. Y nuestro deporte merece ese empujón y ese homenaje. ¡Feliz 2009!