El Atlético se lo tomó con calma
El partido era delicado. De acuerdo. Entre el presidente Diouf, el gran culpable de lo que ha ocurrido en estos duelos con el Marsella, la UEFA y Platini, el partido se había convertido en uno de altísimo riesgo. Y el Atlético viajó a la ciudad francesa con la mente puesta más en lo que pudiera pasar en los graderíos que en el rival. Aguirre había sido muy gráfico y claro: "Lo que queremos es acabar de una vez con esta pesadilla". Quizá por eso el Atlético nunca se metió en el partido. También el técnico había mandado su mensaje desde la misma alineación al dejar fuera a los dos jugadores más en forma del Atlético de Madrid: Forlán y Simao. Era su manera de decir: si hacemos algo, bien, pero si perdemos, todos tranquilos, porque ya estamos clasificados.
E l Atlético salió a pasar el rato y como el Marsella no le achuchó, porque no está para muchos trotes, el encuentro fue consumiéndose sin pena ni gloria. El Atlético dejó pasar una gran oportunidad para sumar los tres puntos, porque es mejor que este mediocre Olympique, y aspirar al primer puesto del grupo, que tuvo durante muchos minutos en sus manos, pero que acabó perdiendo porque el Liverpool de Benítez sí que hizo los deberes frente al PSV. El Atlético se lo tomó con demasiada calma y ni siquiera se alteró cuando ya se sabía que el Liverpool ganaba. Aguirre y los suyos se conformaron con llegar sin incidentes al final del partido. Era el único objetivo de todos. Pasar la página y olvidarse de una vez de Diouf, Marsella, la UEFA y Platini.