Schuster fomenta los equívocos

Acabó el partido de Valladolid y entonces se supo que Schuster había dado dos días libres a la plantilla, y que él mismo había decidido viajar directamente a Salamanca (de donde es su pareja) en lugar de regresar con el equipo. Mijatovic le dijo que no: que dadas las circunstancias era más conveniente que regresara con todos a Madrid y no sólo eso, sino que convocara dos entrenamientos, al menos voluntarios, para no dar imagen de abandono tras la derrota. Así se hizo, pero al entrenamiento voluntario sólo fueron los lesionados y Javier García. No fue ni el propio Schuster. Ruiz dirigió la sesión.

El caso es que Schuster había reservado esta fecha para el bautizo de su hija, pero no se lo dijo a nadie en el club. Posiblemente si hubiese argumentado eso el sábado, Mijatovic hubiera sido más flexible. Pero no lo dijo, regresó en el autobús y ayer bien temprano salió para Salamanca, pasando del entrenamiento y de todo. Había una causa familiar mayor, sí, pero esas cosas se explican, y cuando se explican se entienden. Y cuando no se explican vienen los equívocos y los malos rollos. Éste es un caso claro de problema evitable. Y un caso claro de que Schuster no quiere evitar problemas.

Así que ya le buscan sustituto. Portugal, que era su aliado y que se supone que estaba en el club como reemplazo en caso de crisis (tiene carné y una corta experiencia como entrenador) da un paso a un lado y dice que no quiere. Está Michel, pero sus relaciones con la cúpula se enturbiaron cuando tras bajar a Segunda B renunció a entrenar al Castilla, se quedó sólo con la cantera, y en vista de eso le bajaron el sueldo. Así que Víctor, Mancini, quizá Deschamps... Pero lo de Schuster es difícil que se sostenga ya, sobre todo porque él no hace nada por sostenerse. Más bien, fomenta los equívocos.