El Madrid más vulgar pisó Zorrilla
El partido se lo empezó a ganar Mendilibar a Schuster en la pizarra. El técnico vasco sorprendió jugando con Víctor y Canobbio y sin un delantero centro sobre el que pudieran fijar la marca Cannavaro y Heinze. El Valladolid fue esta vez todo lo práctico que no fue en Barcelona. Los cementerios están llenos de valientes y la cara de los blanquivioleta quedó ya lo suficientemente partida con los seis goles dichosos del Camp Nou. Por eso, anoche, ante el Madrid más vulgar que un servidor ha visto pasar por Zorrilla en muchos años, juntó líneas, cerró los caminos y esperó su momento. El mano a mano planteado en el terreno de juego, en el que no se veía buen fútbol, beneficiaba los intereses locales. El grande era el Madrid. Los millones eran del Madrid y la mayor necesidad también era de los blancos. Por eso Mendilibar no movió ficha en el descanso esperando clavarle el aguijón a los merengues cuando menos prevenidos estuvieran.
Y entonces apareció Canobbio con un golazo que levantó Zorrilla y que por momentos puso la grada como la había puesto un año antes el que logró Pedro López y que sólo sirvió para empatar. Se le podrá cuestionar al técnico local lo conservador de sus cambios, pero tras un planteamiento correcto e inteligente logró quedarse con los puntos. Unos puntos que son oro. Como las paradas de Asenjo y, sobre todo, como la cara de felicidad que se llevaban a casa los seguidores de un modesto, el Valladolid, que con sus armas supo ganar.