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Gracias a la mano de Coupet

El Atlético puede darle las gracias al Orihuela, que no le achuchó lo suficiente y que se conformó con hacer un digno partido y marcharse de la Copa con la cabeza muy alta. El Atlético estaba ayer con la pájara y los delanteros, especialmente, tuvieron toda la noche el punto de mira desviado. Sinama y Forlán tiraron al limbo las muchas ocasiones de que disfrutaron. Y cuando se perdona mucho, luego suelen llegar los sustos, los disgustos y las eliminaciones. Esta vez hay que reconocer que Aguirre mandó un mensaje positivo. Metió en el campo a los tres pesos pesados que tenía en el banquillo: Maniche, Maxi y Simao. Era su manera de decir que no quería llegar empatado al final del partido. Pero ni por esas. El Atlético estaba negado ante el gol. A l Orihuela le faltó fe en esos minutos finales del partido, pero así y todo tuvo su ocasión de forzar la prórroga en la última jugada. Y ahí apareció Coupet, que sacó una mano prodigiosa y salvó al Atlético del estropicio. El francés hizo esta vez un partido muy serio, demostró en todas sus intervenciones su categoría. Su batalla con Leo Franco se ha inclinado a favor del argentino, que atraviesa un momento excepcional, pero anoche Coupet estuvo a la altura de lo que se espera de él. El equipo no, el equipo volvió a exhibir todos sus defectos ante un rival de Segunda B, bien ordenadito, y poco más. Pero el Atlético se atrancó y una vez más estuvo espeso y sin juego en el centro del campo. Y así es difícil ganar a nadie, ni siquiera al modesto y voluntarioso Orihuela.