Tan precario como emotivo
Habrá habido a lo largo de la historia muchos derbis tan horribles futbolísticamente y a la vez tan vibrantes y emocionantes, pero como el de ayer lo tenemos tan cerca pareció el no va más de los últimos tiempos. Parece mentira que un partido tan arrebatado, deshilachado, brusco, bellaco y pernicioso desde el más puro sentido del juego, pueda encerrar al mismo tiempo tanta vida, emotividad, tensión, tirantez, pasión... como para decidirse en el último minuto con un penalti... justo. Fue el clásico duelo que no les gusta nada a los entrenadores porque los errores y los fallos se multiplican por infinito.
Mucho más enfadado tendrá que estar Aguirre que Schuster. Primero porque su equipo perdió y fue peor que el Madrid y segundo porque él sufrió un ataque de entrenador y se dejó en el banquillo a Simao. Pecado mortal. No tiene tanto el Atlético como para regalarle al rival medio tiempo sin el portugués, el único jugador de la plantilla que tiene velocidad, desborde, centro y remate, además del Kun Agüero, por supuesto. Pero lo del argentino es tan trivial y universal que lo sabe ya hasta el niño suyo que Giannina lleva en sus entrañas.
No estuvo el mexicano tampoco atinado con los cambios. Resolvió la expulsión de Perea con la entrada de un lateral (Antonio López) y en el descanso deshizo el cambio sustituyendo a un lateral (Pernía) por Simao. Además, tal y como estaba la segunda parte, puro correcalles, con espacios para los dos equipos, al suyo no le hubiera venido mal tampoco la velocidad de Sinama y más cuando Forlán no tenía su noche. También a Schuster se le pueden discutir los cambios. Sneijder, de lo mejorcito de su equipo con el mariscal Gago, no dio la sensación de estar tan cansado como para quitarle y el cambio de Raúl parecía cantado... pero bastante antes.