El peligro de Heitinga y Perea
Creíamos que el Atlético había arreglado sus problemas defensivos con la llegada de Heitinga y Ujfalusi. Espejismo. Inmenso error. En el Camp Nou ya nos alarmamos, sobre todo por la actitud displicente del holandés, siempre descolocado y fuera de sitio. Lo justificamos diciendo que aquello fue un accidente y que no se volvería a repetir. Otro error. Ayer el Atlético saltó al campo como en el Camp Nou, dormido, sin nervio, sin que nadie diese un grito para poner en tensión al equipo. Y en ese periodo apareció la peor cara de Perea, un defensa con un físico explosivo de auténtico atleta, pero sin cabeza. Las dos tarjetas que le enseñó el árbitro fueron justas y las dos innecesarias. Perea dejó al Atlético con diez y le echó una soga al cuello con su comportamiento.
Si Perea puso su granito de arena en la derrota, Heitinga remató la faena con un penalti infantil a Drenthe cuando el partido estaba acabado. El madridista le encaró, le enseñó la muleta y el holandés picó como un pipiolo. Ese es el central en el que confiaba el Atlético para codearse con los grandes. Ya se ha visto que no da la talla. Y todo sigue dependiendo de los fenómenos que hay delante. Lo malo es que lo que se gana arriba, lo dilapidan atrás con sus errores. La historia se repite en el Atlético.