Más vale prevenir que curar...

En medicina es muy importante escuchar al enfermo, ya que en muchas ocasiones te está orientando hacia el diagnóstico exacto. En el deporte pasa lo mismo. El deportista debe ser lo suficientemente sensato para saber escuchar a su organismo en el momento de un percance deportivo. Escuchar un pequeño chasquido o crac en un esguince de tobillo o de rodilla, o una pequeña sensación de fallo o inestabilidad, puede ser indicativo de una lesión compleja. Si seguimos en juego y no paramos, es posible que en caliente hayamos podido aguantar el partido, pero a expensas de un posible agravamiento de la lesión. Si se trata de un partido decisivo se puede entender medidas más arriesgadas, pero en situaciones normales, lo mejor es parar.

Parece ser que en el caso de Diarra ha imperado su sentido común y la retirada del partido se debe más a una medida preventiva que a una lesión importante. Los servicios médicos del Madrid están a la espera, por si es preciso realizar estudios mediante resonancia magnética, para ver el alcance de la lesión, que, a priori, no parece preocupar en exceso. No obstante, soy cauto por mi teoría de siempre: cuando un jugador está en su mejor momento, es más propenso a sufrir lesiones.