La ilusión no se puede perder

Es necesario que todo el mundo sea consciente del papel que el Valladolid jugará esta próxima temporada en Primera División. Tras un primer año de sufrimiento e ilusión, tras recuperar la categoría, al equipo se le vienen encima los mismos peligros del año pasado, pero con el agravante de que la guardia pueda estar algo más baja desde algunos sectores puntuales o, incluso, desde todos. Cuando un equipo asciende, cuenta siempre con un viento favorable que le ayuda a superar las dificultades. La afición se vuelca, la ilusión de los jugadores es mayor, por enfrentarse a los mejores, e incluso se cuenta con el factor sorpresa a favor. Todo eso lo tuvo el Valladolid de su lado la pasada campaña y fue fundamental para lograr el objetivo de la permanencia.

Sin embargo, denoto durante este verano esa mezcla de mayor exigencia y de algo de indiferencia a la vez. No se transmite la euforia de la pasada pretemporada y parece que la ilusión ha mermado. Los precios de los abonos han subido, es verdad, y para algunos bastante. Los fichajes no acaban de entusiasmar a todos y con todo esto se está creando un caldo de cultivo que es el que me preocupa. Debemos valorar como se merece el hecho de volver a empezar la temporada en Primera. No es inteligente prejuzgar las incorporaciones, ya que los fichajes serán buenos o malos cuando les hayamos visto jugar y podamos juzgarlos con criterio a lo largo del año. Hay que confiar en Mendilibar y mantener la ilusión que nos ha traído hasta aquí.