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El fútbol a partir de la lealtad

Actualizado a

El fútbol se construye hoy en día a partir de la lealtad. Cualquier chaval sin contrato profesional se puede ir de su club si le llega un Chelsea o un Madrid con la oferta de un atajo a la gloria a no ser que se sienta en deuda con el que le formó. La normativa que ya se conoce como Webster da al futbolista todo el poder a cambio de un traspaso por debajo de lo que pediría su club. Sólo el matrimonio con la idea de la institución que representa, con su filosofía o con las personas que la encarnan, pueden detener su marcha. Los contratos valen muy poco ahora que, con justicia, se hace valer el poder del futbolista, el protagonista del negocio.

Al club sólo le queda un camino: ofrecerle una estancia cómoda, establecer los parámetros de una idea de fútbol e intentar alcanzar el éxito desde la sensatez. Si aún así, el futbolista prefiere irse, qué se le va a hacer. El Madrid mejora las condiciones económicas de Pepe, Robinho y Ramos porque entiende que debe tener contenta a la base del futuro. Uno espera que se esfuercen para hacerles ver que son necesarios, que están para cuidarles y exigirles pero también para hacerles sentir en casa. Eso es tan importante como el dinero. Me da que este verano va a ser el de las Websteradas, jugadores de renombre que utilizarán este recurso legal para irse. Y los que se irán no serán los que se han sentido bien tratados.