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"Noventa minuti son molto longo..."

Perdió el Madrid, pero me gustó. Perdió pero no debió perder y esta vez la derrota no puede achacarse a la suficiencia, al exceso de confianza. Debe achacarse sólo a que el fútbol, al fin y al cabo, es un juego, y aunque tires el dado más veces que el rival puede ocurrir que al rival le salga más veces el seis. Así pasó ayer en Roma: el Madrid fue mejor durante casi todo el partido, tuvo el campo y el balón, pero sólo le salió un seis entre tantas ocasiones como tiró el dado. Y al Roma, con menos, dos: la una por un rebote, la otra por una buena jugada, que pilló a contrapié a la defensa del Madrid. Mérito suyo.

Será porque el Roma es un equipo italiano, aunque dicen que menos italiano que otros. Pero italiano al fin. Lleva el nombre de la capital del país, y por tanto tiene en su ADN ese gen de más, el gen competitivo. Puede estar aparentemente a merced del rival, pero no lo está tanto. Sabe, como el trigo, inclinarse ante el viento que empuja, sin quebrarse como el roble, en apariencia más sólido, pero menos flexible. Puede pasar un partido completo dominado en su propia casa, buscando el balón, tanteando sombras, y aún así ganarlo. Pero esta victoria por 2-1 le coloca en mala situación ante el partido de vuelta.

Porque "noventa minuti in Bernabéu son molto longo", como le decía Juanito a Bini tantos años atrás. El Madrid es más equipo, ya debió anoche ganar o al menos empatar (¡ese tiro de Van Nistelrooy al palo!) y le basta el uno a cero en casa para pasar. Pero lo importante no es eso: lo importante es que frente a lo que el resultado pueda aparentar, el Madrid dejó tras este partido la convicción general de que es mejor equipo. Perder así no es reprochable. Nada tiene que ver esta derrota con las dos tan recientes en Liga. Es una derrota ocasional y reparable si en el Bernabéu (noventa minuti...) se emplea así.