En fin, que Etoo no va a La Romareda

En fin, que Etoo no va a La Romareda

Etoo no va a Zaragoza, se supone que por una contractura. No es la primera vez que falta desde aquella noche en la que amenazó con marcharse del campo, actitud que la afición de La Romareda no entendió bien. Yo sí, y este es un asunto, como el del doping en el ciclismo, en el que me queman las excusas. Es verdad que siempre son 'sólo unos pocos', pero el asunto es igualmente execrable. Y me parece que vivimos aquí cierto despiste. Hace poco hemos vuelto a dar el cante, a ojos del mundo, en el Circuito de Cataluña, con Hamilton. Como hace tres años en el Bernabéu, ante Inglaterra.

Paco Zamora, nuestro enviado especial a la Copa de África, ha encontrado en casi todos los futbolistas negros que juegan o han jugado en nuestro país la misma respuesta: han sufrido gritos racistas. Ante eso se suele que decir que no consiste más que en insultar la rival con lo que se tiene a mano, que la misma afición que ofende a los negros del equipo contrario venera a los de su propio equipo, sobre todo si juegan bien. Y que también se insulta a los blancos del equipo rival. Y es verdad. Pero no se les llama blancos para insultarles, sino cabrones, hijos de puta, viejos, gordos, calvos...

Palabras que pretenden colocarles en una situación inferior, social o futbolística. Se supone que ser una de esas cosas es peor que no serlo. Así que cuando se dice negro para insultar es porque se tiene la convicción profunda de que ser negro es peor que no serlo, y eso es exactamente racismo. Racismo mondo y lirondo. Y pasa y pasa bastante aquí, y es intolerable. Es verdad que son pocos, pero aun siendo pocos son demasiados, porque no debería ser ninguno. Con los años lo aprenderemos. Pero tenemos que esforzarnos todos, empezando por evitar esas excusas tan manidas y sin base.