Así funciona la (maliciosa) prensa inglesa: los fotógrafos escupían a Diana de Gales para poder sacar una foto de la pobre mujer llorando si esa semana el tema era 'la tristeza de Diana'. Otro ejemplo: las recientes historias sobre el futuro de Rafa Benítez (en las que se sugiere que el madrileño sabe que le van a echar) proceden de una conversación privada con éste que empezó con el engañoso, "Rafa, te estamos hablando como amigos". Esos amigos distorsionaron y falsearon la charla off the record para convertirla en una historia que encajara con el objetivo de sus diarios: desde la marcha de José Mourinho han decidido que el próximo gran mánager que va a caer es Benítez y no van a parar hasta que vean al técnico español en la calle. Sigue el acoso.

Existe otro tipo de prensa, claro, pero tiene una cosa en común con la sensacionalista: cree que pueden influenciar la selección inglesa. De hecho, es la única parcela de poder verdadero que le queda ahora que se le ha cerrado la puerta de los clubs, cansados de verse traicionados por sus amigos de los medios. Así que, con el seleccionador, el proceso es este: se le recibe bien, con el primer empate se duda, con la primera derrota se investiga su vida privada (especialmente lo más escabroso) y con la segunda se pide el cese. Si la Federación pretendía ablandar su postura, con la carta que han enviado a los directores de los diarios acaban de añadir leña al fuego. Se lo van a tomar como un reto. Capello debería haberlo pensado mejor antes de pedir árnica.