Suplentes con vocación de suplentes

La noche fría y ventosa de Alicante incomodó claramente a los reservas del Madrid, que salieron sin ninguna disposición. La actitud general, hasta el 1-0 fue desoladora. Siempre contra corriente, Guti puso algo más de interés. Heinze estuvo bien. El resto, poco o nada. En algún caso, por cierto, era más que previsible. Drenthe se presentó por la mañana en el entrenamiento y tuvo que ser Raúl el que le dijera que no se le esperaba ahí, sino en el aeropuerto para viajar a Alicante. Mejor que ni hubiera ido: su contribución se limitó a un penalti estrepitoso e innecesario, que valió el gol del Alicante.

Ante tanta falta de entusiasmo, el Alicante tuvo el partido muy de su lado hasta el uno a cero. Jugando bien, con rigor, cada uno a lo suyo y con las bazas que tiene. Una lección de honradez ante un grupo de reservas en el que prácticamente todos son internacionales pero que ayer dimitieron colectivamente de su responsabilidad. Me dio lástima Soldado, que hace días declaró a este periódico que esperaba este partido con ilusión, como una gran oportunidad. Pues jugó sólo un cuarto de hora. A cambio, Saviola fue titular y estuvo pasivo y fallón. Y casi peor fue lo de Higuaín.

Sólo al verse detrás en el marcador apretó el Madrid y de ahí sacó alguna buena jugada, dos o tres barullos en el área y el gol, en saque de esquina. Eso fue todo, ante un Alicante que ya puede presumir de haber jugado dos veces contra el Madrid y no haber perdido ninguna. (La otra, ya saben, fue un amistoso en 1956, cuando Kopa empezaba a asomar por Chamartín). En fin, que visto lo de anoche, Schuster tiene materia de preocupación. Lo primero que necesita un equipo titular es presión por parte de los reservas, hambre por disputar el puesto. Pero Schuster prefiere atacar al árbitro. Allá él...