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La perfecta sinfonía de los bajitos

Recital de Xavi e Iniesta, uno más. Cesc se empieza a quitar cierto complejo de estar rodeado de tanto jugón. Silva vuelve loca a cualquier defensa con su movilidad. El culpable de que todo eso lo veamos al tiempo es Luis Aragonés, el entrenador más cuestionado en el último año, el más vilipendiado en algunos casos. ¡Qué pena que el seleccionador no perseverara en su idea tras el Mundial! Hemos perdido de alguna manera año y medio en debates estériles, en chismorreos caducos de si debe estar éste o aquel. Por encima de los nombres está la idea de tener por fin una identidad, una forma de jugar. Esperemos que de una vez por todas, Luis lleve hasta las últimas consecuencias ese patrón.

Porque es con lo que nos identificamos la mayoría, porque pocas veces hemos tenido una generación de futbolistas que, además de hacer circular maravillosamente la pelota, sean modestos y humildes fuera del campo. ¿Recuerdan alguna salida de pata de banco de los cuatro fenómenos del centro del campo? ¿Han visto alguna vez protestar airadamente en el desarrollo de un partido a Xavi? ¿Les viene a la memoria alguna mala entrada que haya hecho Iniesta? Sobra decir que ninguno de ellos ha utilizado los medios de comunicación para recordar lo bueno que es. Y Cesc ha tenido motivos sobrados en los últimos meses. Un jugador que es líder en la Premier, se ha pasado muchos partidos en el banquillo sin rechistar.