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Lo pasamos en grande en el Bernabéu

Bueno, pues ya estamos en la Eurocopa y por la puerta grande. Nos sobra hasta el partido del miércoles contra Irlanda del Norte. Y no sólo estamos en la Eurocopa, sino que hemos recobrado la fe en un estilo, el manejo, la posesión, el entendernos con el balón: tiqui-taca. Con esa idea fue Luis al Mundial y de esa idea abjuró a partir de la derrota contra Francia. Quizá haya sido la pérdida de ese modelo lo que tantos malestares y dudas nos ha creado en esta fase de clasificación, más aún que la debatidísima salida de Raúl. En las malas, Luis recuperó plenamente esa apuesta y ganó en Dinamarca, y lo corroboró anoche.

En realidad, todo este periodo confuso de la Selección empezó a enmendarse aquella noche de Manchester contra Inglaterra, cuando se ganó con aquel gol de Iniesta. La instalación de éste como titular y su progresivo protagonismo simboliza para mí el retorno del equipo a esa escuela, de la que no encuentro motivos para desconfiar. Contra lo que parece, centrocampistas pequeños, de mucho toque y poco quite, son casi la mayor garantía defensiva, porque el equipo que tiene mucho el balón desenchufa del partido al contrario. Vean anoche: ni una sola parada de Casillas.

En fin, que anoche lo pasamos en grande en el Bernabéu, un estadio que vuelve a llenarse con España. Hace algunos años, la Selección tenía que huir de los grandes escenarios porque no los llenaba. Ahora sí arrastra gente, como para llenar, o casi, las 75.000 localidades del Bernabéu. Es un motivo para creer en este equipo, al que quizá miramos con más desconfianza de lo que sería justo. Es verdad que el fútbol produce sensaciones muy exageradas, en la derrota y en la victoria, pero a mí no me importa dejarme arrastrar por ellas, porque así lo siento: y ahora me siento muy optimista ante la inminente Eurocopa.