La Fórmula 1, entre deporte y 'thriller'

La Fórmula 1 se nos está convirtiendo en un 'thriller'. Espías, investigaciones, amenazas, tipos de mirada fría y el telón de fondo de la ultramodernidad tecnológica. Mientras los coches atronaban con su estruendo los aires de Monza, los agentes judiciales de Módena interrogaban a Ron Dennis, por su presunta implicación en un delito de espionaje industrial del que ha sido víctima la gran firma bandera de aquel país, Ferrari. Ya no es sólo la justicia deportiva, es también la justicia ordinaria quien está sobre la pista del caso. Y todo el mundo está pendiente del mismo. Ya no se puede ocultar nada.

Al final de la carrera, Ron Dennis lloraba lágrimas de cocodrilo en brazos de su esposa. McLaren había goleado a Ferrari a domicilio, y quizá en su interior se sintiera reparado por el mal ambiente que ha vivido estos días en Italia. Pero ese éxito, como los anteriores, está bajo una 'espada de Damocles': la vista del jueves, en la que me temo que le van a abrasar. Y me temo que lo merece. Y me temo también que después la justicia italiana se convertirá en una amenaza de futuro para él, porque en este caso se ventila un fraude deportivo, sí, pero también un delito de espionaje industrial.

Pero nosotros a lo nuestro, y lo nuestro es Alonso, que ganó. No hace tanto estaba a catorce puntos de Hamilton, ahora sólo está a tres. Admiro la fría perfección con que sigue haciendo lo suyo en esta tormenta, que crea equívocos en torno a él. ¿Es limpia su victoria si su coche se favorece de espionaje? En todo caso, de eso él no tiene culpa alguna. ¿Y es chivato al enviar información a la FIA? Está obligado bajo amenaza de perder la superlicencia, y no veo que Dennis le haya dado tanto amor como para correr ese riesgo por él. Días turbulentos, en fin, pero victoria de Alonso. Quedémonos con lo bueno.